lunes, octubre 14, 2024

La nueva normalidad del jazz en CDMX en el Siglo XXI

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Concebir a una nueva normalidad supone la percepción de una normalidad anterior con la cual se compara, y resultado de esa comparación se identifican una serie de elementos que están presentes en la nueva y que no estaban en la anterior.

Luis Jesús Galindo Cáceres
arewara@yahoo.com
Grupo Ingeniería en Comunicación Social
http://www.gicom.com.mx/
Colectivo Contratiempo Jazz
https://www.contratiempojazz.net/ 

Resumen. Presentación de la nueva normalidad del jazz en la Ciudad de México, como un fenómeno que contrasta en principio lo sucedido en el siglo veinte y el siglo veintiuno. Ya dentro de ese concepto general de nueva normalidad se presentan cinco etapas dentro del siglo veintiuno. – Primera década del siglo XXI. Pasado cercano. Segunda década del siglo XXI. Pasado muy cercano. La cuarentena por epidemia en el 2020. Presente. Después de la cuarentena. Futuro inmediato. Tercera década del siglo XXI. Futuro mediato. Tomando como referencia el presente, el año 2020 y la situación de pandemia, se reconstruye lo que sucedió en la nueva normalidad del jazz en CDMX en el pasado cercano y muy cercano de las dos primeras décadas del siglo, para después presentar horizontes de futuro para un momento inmediato y otro mediato. El futuro será uno si opera el estrategar, otro si no sucede así. Aquí se presentan esos futuros y sus rasgos generales. 

Palabras clave. – Nueva normalidad, pandemia, pasado, presente, futuro, siglo veintiuno, jazz, Ciudad de México, estrategar. 

Presentación.  

Concebir a una nueva normalidad supone la percepción de una normalidad anterior con la cual se compara, y resultado de esa comparación se identifican una serie de elementos que están presentes en la nueva y que no estaban en la anterior. En el mismo movimiento la comparación puede arrojar que elementos de la anterior han desaparecido. Habrá una resultante entre ambos puntos de comparación. Esta es la forma básica en como trabaja metodológicamente la seriación histórica en todas las áreas del conocimiento, identificando ambos tipos de elementos, los que están y no estaban, y los estaban y ya no están. Esta es una forma básica, elemental, de percibir al cambio. La seriación histórica permite en primer lugar percibir lo que está cambiando, observar al movimiento natural de los procesos haciendo cortes en el tiempo para comparar y concluir. 

El punto de partida en el ejercicio de comentar algo sobre la nueva normalidad y el mundo del jazz en el momento actual es el mismo que en la seriación histórica. Se propone una seriación temporal y se compara la composición de los segmentos resultantes. Esta segmentación puede hacerse en forma arbitraria, en forma sistemática, o siguiendo alguna hipótesis de trabajo. En el caso que nos ocupa se propone la hipótesis general de una nueva normalidad general para el jazz en el tránsito del siglo XX al siglo XXI, en donde esta nueva normalidad general tiene varios momentos y puntos de desarrollo, entre los cuales la cuarentena por la pandemia es sólo uno de ellos. Como apunte inicial para este ensayo de seriación histórica se identifican cinco momentos en este movimiento emergente de nueva normalidad general a lo largo de los últimos veinte años. 

Estos cinco momentos están distribuidos de la siguiente forma. –
1º. Primera década del siglo XXI. Pasado cercano.
2º. Segunda década del siglo XXI. Pasado muy cercano.
3º. La cuarentena por epidemia en el 2020. Presente.
4º. Después de la cuarentena. Futuro inmediato.
5º. Tercera década del siglo XXI. Futuro mediato. 

  1. Primer momento. Primera década del siglo XXI. Pasado cercano.

La gran nueva normalidad del siglo XXI respecto al siglo XX en el mundo del jazz en la Ciudad de México es el crecimiento cuantitativo y cualitativo de la escena. Se rompe una inercia que llevaba tres décadas o más. La escena tradicional del jazz durante el siglo XX y principios del siglo XXI tenía las siguientes características. –

  • Sólo algunos proyectos originales, el jazz en vivo se componía de versiones locales de standars norteamericanos del jazz institucional. 
  • La formación en jazz era casi un accidente, sin escuelas ni cursos especializados. 
  • Sólo algunos lugares para escuchar conciertos en vivo. 
  • Ningún músico salvo raras excepciones podía vivir del jazz. 
  • El público era de clases medias altas y altas orientado al jazz de los Estados Unidos, poco público consumidor de jazz nacional, tanto en vivo como en grabaciones. 
  • Se editaban pocos discos, difíciles de conseguir. 
  • No había ningún circuito de conciertos. Ausencia total del jazz en la Industria musical imperante. 
  • El jazz nacional fuera de la ciudad de México a cuentagotas. 
  • Casi ninguna promoción o difusión en medios de comunicación masiva. 
  • Casi inexistente prensa o crítica especializada. 
  • El jazz sólo existía como un platillo gourmet lejos, muy lejos, de cualquier connotación popular. 

Ante este marco situacional durante la primera década del siglo veintiuno la escena cambia. Poco a poco crece la escena del jazz en la ciudad – 

  • Aparecen nuevos músicos, muchos jóvenes. 
  • Se crean programas de estudio escolares especializados en jazz. 
  • Se abren nuevos y viejos lugares para escuchar jazz en vivo. 
  • Despega el desarrollo de los servicios de redes sociales en la internet. Ahora es posible escuchar y ver en la pantalla.  
  • La vida nocturna en CDMX entra en una nueva etapa con nuevos públicos y nuevas ofertas. 
  • La generación millennial va marcando poco a poco el ritmo del metabolismo de la nueva oferta musical en la ciudad. 

Estos y otros datos se pueden encontrar en los libros de Alain Derbez, Roberto Aymes, Antonio Malacara y Jesús Galindo. 

II. Segundo momento. Segunda década del siglo XXI. Pasado muy cercano.

En el tránsito de la primera a la segunda década del siglo es cuando se da la emergencia exponencial de la escena. Todos los nuevos elementos de la década anterior metabolizan un cambio extenso en los tres componentes básicos, los músicos, los empresarios y los públicos. La escena vive una nueva normalidad muy distinta a la del siglo veinte, sólo comprensible por las trayectorias y los articuladores metabólicos en los tres componentes básicos. – 

  • Aparecen muchos músicos jóvenes formados en escuela, con más información, mejor formación, con hábitos asociados a las nuevas tecnologías de información y comunicación, empezando por las vinculadas a la innovación en el medio musical. 
  • Se multiplica el número de programas de estudio, tanto públicos como privados. 
  • El número de proyectos y la cultura musical del gremio se expande y se enriquece. Viajes, intercambios, visitas, festivales, internet. 
  • Las producciones discográficas se multiplican en forma impresionante gracias al mundo digital y la internet. El movimiento de producción independiente fuera de la industria musical es la forma básica y casi única de salida de todo este nuevo material
  • Aparecen nuevos lugares. Acontece un fenómeno de contagio que abre el espacio para el jazz en vivo en muchos nuevos lugares de la vida del consumo en comida y bebida en la ciudad. 
  • Con la generación millenial y el consumidor de cuello blanco y de clase media y alta los públicos se diversifican y crecen en número y en cultura musical. 
  • Hay una lenta y progresiva colonización del ciberespacio por parte de la escena del jazz, todavía muy anclada en las formas del siglo XX. 
  • El ciber entretenimiento tiene una emergencia impresionante. El jazz está lejos de tener un lugar de referencia. 
  • La ciudad tiene un contexto de inseguridad que impacta, pero no reduce la nueva normalidad del jazz y la vida nocturna. 

Estos y otros datos se pueden encontrar en el libro sobre El Jazz en la Ciudad de México, de Jesús Galindo, y en portal en internet www.contratiempojazz.net.  

III. Tercer momento. La cuarentena en el 2020. Presente.

Durante casi una década se mantiene una emergencia en la escena, hasta estabilizarse y empezar a mostrar síntomas de ajuste. El crecimiento fue sobre todo en los primeros años de esta segunda década, después se mantiene y crece con una intensidad menor hasta el final de la segunda parte de la década. La llegada de la pandemia a principios del año 2020 modifica todo en forma sustantiva, afectando a los tres componentes en forma definitiva. El punto clave del colapso de la emergencia y el retroceso en la configuración de la escena es la suspensión de los conciertos en vivo, que es el día a día profesional y laboral de los músicos. Este hecho deviene del cierre de los espacios laborales, tanto públicos como privados. Las medidas sanitarias derivadas de la política pública cierran restoranes y bares, así como conciertos públicos de todo tipo. Los músicos quedan en el limbo de la auto sustentabilidad fuera de las formas tradicionales del concierto en vivo en restoranes, bares y lugares públicos. Los empresarios asociados a la escena se ven obligados a cerrar. Los públicos que asistían a toda esta oferta no tienen a donde ir, además de que la política pública los aísla en sus casas como medida de seguridad sanitaria frente a la epidemia. El único recurso que queda libre es la internet y los medios de difusión masiva. En estos dos escenarios la escena del jazz tuvo una muy baja o nula participación en el siglo veinte y durante la emergencia del siglo XXI. Todo se había concentrado en los conciertos en vivo, la escena no estaba preparada, como el resto de la población a una situación como la se presenta con la pandemia. El perfil de esta nueva-nueva normalidad es prácticamente catastrófico. – 

  • La cuarentena impone una nueva forma del tiempo espacio social con figuras como “Quédate en casa” y “Susana Distancia”. 
  • Desaparece la vida nocturna por prescripción de la política pública sanitaria. Los empresarios de la escena entran en crisis, muchos al borde de la quiebra y el cierre definitivo de sus negocios. 
  • La escena del jazz en vivo desaparece con la vida nocturna bajo cuarentena.  
  • Hay un impulso hacia una nueva cibervida del entretenimiento, urgente, necesaria, inédita. 
  • Son tres las formas de concierto en vivo por internet las que aparecen en este nueva- nueva normalidad. – El concierto en vivo gratuito sólo para promoción y sustentabilidad del prestigio de los músicos, o como gesto generoso. El concierto en vivo gratuito con una opción de cooperar con los músicos a través de la donación mediante una cuenta bancaria para ello. El concierto en vivo en pago por evento, como ir a un concierto en vivo en un lugar, pagas un cover y lo puedes ver y escuchar en línea. Hay variantes a estas tres opciones básicas. Los restoranes, bares y teatros están cerrados, no hay festivales, la única opción que queda es el ciberespacio. 
  • En general los músicos sólo padecen y aguantan, no colonizan el ciberespacio. Algunos buscan las opciones altruistas sin dar nada a cambio. Otros se unen a movimientos que buscan subsidios de parte del presupuesto público. 

En el reciente evento organizado por la familia Aguilar del corporativo El Convite, la semana del ocho al trece de junio de este año 2020, “De mole, de dulce y de manteca. Conversaciones sobre el arte y la nueva realidad. Reflexiones para la realidad después del Convid 19”, con la participación de treinta y seis invitados, distribuidos en seis mesas de conversación, una diaria, vía la plataforma Zoom, presentadas en la página en Facebook de El Convite y en YouTube, esta coyuntura fue el tema básico. Todas las charlas se pueden consultar en internet. 

IV. Cuarto momento. Después de la cuarentena. Futuro inmediato.

El futuro inmediato post pandemia es incierto. A partir de la fase de semáforos, la Ciudad de México ha pasado de rojo a naranja el miércoles primero de julio de 2020. Esto no significa que el tiempo de espera para el semáforo amarillo y el verde esté a la vista. Es una medida que se realiza ante la necesidad de impulsar un breve espacio de recuperación económica en las actividades no prioritarias, en donde se encuentran todas las recreativas y culturales. La Epidemia sigue adelante y la Ciudad de México concentra la mayor cantidad de casos y de muertes en el país. En cualquier momento puede regresar al semáforo rojo. Las autoridades sanitarias hablan de una primera ola que se prolonga hasta fin de año, y de una epidemia que puede durar dos o tres años. En este contexto el escenario post pandemia no es previsible a corto o mediano plazo. Esto lleva básicamente a dos escenarios posibles inmediatos para la escena del jazz en la ciudad. 

 1º. La restricción de todo lo ganado a lo largo de las décadas anteriores, con el cierre drástico de la escena en todas sus dimensiones.

2º. La innovación y la creatividad ante la inminencia de una situación casi permanente de una nueva normalidad general dictada por la epidemia y la política publica que responde a la crisis. 

En la primera opción podría hablarse de un completo desastre, la escena del jazz se cierra, colapsa, esperando que lo que sobreviva por cualquier otro medio tenga su oportunidad en cuando las condiciones post epidémicas sean configuradas. En este escenario el jazz entra en el paquete de recesión y crisis económica profunda generalizada en todo el país. Todo lo que emergía hasta el final de la segunda década desparece. En el segundo escenario tenemos una respuesta activa constructivo-creativa a la situación. No hay espera ni demolición, hay propuesta y ensayo de nuevas opciones. En este segundo escenario general posible el ciberespacio está en primer lugar. Pero no sólo, también entran en escena propuestas de casi ciencia ficción sobre como combinar negocio, vida laboral y sobrevivencia, de una escena de vieja normalidad clausurada ante la epidemia. 

El perfil de esta situación general en ese momento post pandemia inmediato es el siguiente. –

  • Nueva vida nocturna sometida a las normas de la política pública sanitaria. Los restoranes y bares se someten a la normatividad sanitaria y logran ajustar en parte su situación. Lo mismo hacen los públicos consumidores. Los músicos son los más afectados, sólo pueden entrar en escena prácticamente hasta el semáforo de amarillo a verde. 
  • Una parte de la vida empresarial y la vida laboral musical desparece. 
  • Reconversión del modelo de negocio de la vida pública del consumo. Los empresarios sobre vivientes ajustan y construyen un nuevo modelo de negocio dentro de un contexto de incertidumbre epidémica. Aquello de la seguridad sanitaria al máximo compatible con la prospectiva del negocio. El que pagará este cambio será el consumidor. El músico sobreviviente entra en este proceso, padeciendo y cobrando al empresario y al público.  
  • Nueva emergencia de la cibervida ante la nueva configuración ecológica de la vida social. El jazz puede ser parte de este movimiento. Los músicos entran a la colonización del ciberespacio como opción laboral y profesional absolutamente real y necesaria. 
  • Reconversión del modelo de negocio y de empresa en general de la escena del jazz. La vida del jazz en vivo desaparece como la conocíamos, la opción alternativa es el ciberespacio y el control extremo del espacio y los comportamientos tradicionales en restoranes y bares. 
  • Se presenta una configuración general de tensión, conflicto y resolución, entre las viejas costumbres y las prácticas emergentes. Muchos no se adaptarán, lucharán, se desgastarán buscando un regreso a una forma de vida que ya no es.
  • Presencia de escenarios más o menos forzados de reproducción de la normalidad anterior dentro de los cauces de la nueva-nueva normalidad. Estos escenarios son de una altísima probabilidad. 
  • Emergencia de nuevos escenarios por completo distintos de lo anterior, ajustados a las nuevas condiciones. Estos escenarios son de una baja probabilidad.
  • Configuración general de la trama entre resistencia, sumisión y acomodo creativo, al nuevo orden de control de la conducta, de la interacción y la movilidad. Este es el perfil general más probable de la situación. 

Este apunte es producto del proyecto de trabajo “El jazz nos hace mejores personas”, del Grupo Ingeniería en Comunicación Social de la Música, coordinado por Jesús Galindo, que está en desarrollo desde el año 2002 hasta la fecha. 

V. Quinto momento. Tercera década del siglo XXI. Futuro mediato.   Estrategar para la nueva normalidad del jazz en Ciudad de México. 

El jazz forma parte del medio del entretenimiento y la recreación en la ciudad. El lugar básico de su reproducción es el concierto en vivo en un lugar, generalmente un restorán, sobre todo un bar. Está asociado en ese sentido a la vida nocturna. Es caro, no es un espacio-tiempo de connotación popular. La escena en primer lugar está ubicada en este nicho, conciertos en vivo en bares y restoranes, después viene todo lo demás, desde presentaciones en teatros, grabaciones de discos, hasta internet y medios de difusión masiva. El corazón de la escena es la articulación de empresarios de bares y restoranes, músicos y proyectos musicales, y públicos consumidores. Si el nicho básico es afectado, como sucede en el caso de la pandemia por corona virus, la escena del jazz colapsa, entra en una grave crisis.  

El nicho de la escena del jazz está asociado a la vida nocturna de entretenimiento y recreación en general de la Ciudad de México y su zona conurbada. Este nicho está muy afectado por ser de alta susceptibilidad de contagio en la concentración de mucha gente, con una alta cercanía, por mucho tiempo, horas, en un lugar cerrado. Así que las opciones posibles construidas y por construir tienen enfrente a este condicionamiento general en primer lugar. El jazz necesita de modelos de operación que reduzcan la susceptibilidad de contagio al mínimo, para recobrar parte de lo perdido. Aquí es en donde entra la configuración del estrategar. 

El movimiento conceptual del estrategar propone como centro de la acción social al actor mismo y su capacidad de reacción a las situaciones concretas. En primer lugar su capacidad de adaptación, y de innovación a partir de esa adaptación, y en segundo lugar el desarrollo cognitivo de un núcleo de cualidades de percepción, memoria e imaginación, articuladas en forma tal que promueven en los actores iniciativas y respuestas eficaces a situaciones de manera por completo imprevisible e improbable. Así que por una parte el sentido común de la adaptación ante lo inevitable, y por otra parte el desarrollo de un talento intuitivo que permite modificar el entorno a través de acciones adecuadas y propias de una mente eficiente y eficaz  altamente sistémica y ecológica. 

Para el caso del jazz tenemos problemas en los dos elementos básicos de la configuración del estrategar. Por una parte no hay un sentido común en operación, más bien una resistencia y una negación a la situación emergente. Y por otra parte el desarrollo de las competencias intuitivas de acción sólo existe en lo musical, si es que existen, en la vida diaria y empresarial no son parte de la cultura musical en general. Esto es muy interesante. El músico de jazz tiene en muchos casos un estrategar muy desarrollado en lo que a la ejecución instrumental y la improvisación se refiere. Sería de esperarse que este perfil facilitara el estrategar en otras áreas de su vida, como la laboral y profesional, pero no sucede. En algunos casos si. Esta situación es de subrayarse y evaluarse con calma. 

En este sentido un escenario posible de gestión de lo posible en la escena del jazz a mediano plazo sería. –

  • Que lo más pronto posible los diversos actores de la escena, empresarios, músicos y públicos, adquieran una configuración de principio de realidad. Esta condición les permitiría empoderar su sentido común, adaptarse a la situación emergente y dejar atrás lo que ya no es. 
  • Al mismo tiempo promover en los diversos actores, sobre todo empresarios y músicos la competencia general del estrategar, para impulsar la visualización de lo posible con potencia creativa y activa. Tomando como base sus cualidades naturales de oficio, en lo empresarial y en lo musical. 
  • Tenemos ante el futuro inmediato los escenarios concretos por desarrollar, el jazz en el ciberespacio, y el jazz bajo altas medidas de seguridad sanitarias en espacio físico territorial. Ahí es en donde el estrategar operaría. 
  • En forma complementaria está la sistematización de experiencias. Además de lo que pueden imaginar y hacer por la potencia del estrategar, los empresarios, los músicos y los públicos, también pueden sistematizar lo que otros han hecho, prácticamente en todo el mundo. Esto colaboraría mucho con el diseño de nuevas prácticas y modelos de acción. 

El apunte del estrategar es a partir de la propuesta de Rafael Alberto Pérez, y del Grupo de Ingeniería en Comunicación Social, GICOM. 

A manera de epilogo. – 

Bajo las imágenes posibles de los Futuribles del reencuentro social en general, el caso de la escena del jazz en la Ciudad de México es ejemplar. La opción de quedarse quieto esperando que la vida regrese al pasado, o que alguien resuelva los nuevos escenarios por mí, no entra en la figura del estrategar. Los actores sociales necesitan el tomar la iniciativa ante los nuevos escenarios. La información sistematizada, la comunicación colaborativa, y la potencia creativa-constructiva de un perfil cognitivo empoderado, son elementos que articulan una presente que se hace cargo y construye su futuro. Quedarse quieto y aislado es la opción extrema frente al moverse en colectivo. El estrategar supone aceptar que un mundo ya pasó, y que necesitamos construir uno nuevo a partir de lo que hoy tenemos. Principio de realidad, sentido común, capacidad de adaptación, y entonces creatividad, colaboración, imaginación constructiva, acción determinante. 

Apunte bibliográfico. – 

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Luis Jesús Galindo Cáceres
arewara@yahoo.com
Grupo Ingeniería en Comunicación Social
http://www.gicom.com.mx/
Colectivo Contratiempo Jazz
https://www.contratiempojazz.net/
Vallejo, CDMX, 3 de julio de 2020 

 

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