“Mockroot: el arte de la redención” es la reseƱa escrita por Obed F. Orozco Luis al disco de Tigran Hamasyan.
Por Obed F. Orozco Luis.
Foto especial
Tigran Hamasyan es un joven pianista y compositor, que comenzó a tocar el piano a muy temprana edad. Formado en la escuela āclĆ”sicaā y ganador de premios en el Ć”mbito jazzĆstico, no deja atrĆ”s su legado cultural armenio y lo ocupa como una potente semilla de inspiración, tomando de referencia compositores como Arno Babajanian y algunos poetas armenios.
Proveniente de un paĆs convulso que adoptó al cristianismo como primera religión en el siglo IV, Hamasyan es consciente de ser ciudadano de un pueblo lastimado por el paso del tiempo debido a los frecuentes genocidios, la desigualidad social y la inestabilidad polĆtica, por esta razón, el pianista ve en la mĆŗsica algo mĆ”s que un divertimento estĆ©tico, la conciliación entre aquella realidad infame que padece aĆŗn el acoso de sus sombras con la belleza que emana desde la ejecución artĆstica. En otras palabras, busca confrontar las atrocidades acumuladas por el pasado armenio con la mĆŗsica, es decir, la redención. Sintetizadores, melodĆas que se unen al canto de una o varias voces, patrones rĆtmicos que evolucionan y sonoridades envolventes, como una mezcla heterogĆ©nea que se debe tocar y cantar con devoción.
Mockroot es su penĆŗltima producción estrenada a principios del 2015, principalmente con Tigran Hamasyan en el piano y voz; Sam Minaie en el bajo elĆ©ctrico; y Arthur Hnatek en la baterĆa. Los sonidos de este Ć”lbum constan de un sutil piano con ligeras lĆneas vocales, el saxofón de Ben Wendel; y en gran parte, fuertes y enĆ©rgicas bases a cargo de Arthur, con una influencia cargada de rock progresivo. Las improvisaciones son realmente escasas, se escuchan elementos electrónicos haciendo lĆneas con Groove. Y otras donde contrastan con la dulce voz de GayanĆ©e Movsisyan, dando un estilo operĆstico y mucho mĆ”s orgĆ”nico. Mockroot es un disco casi enteramente compositivo, que abstrae aquellas formas musicales del impresionismo francĆ©s, logrando esos relieves auditivos a la par del vasto influjo del rock pesado.
Considero que Hamasyan no pensó en hacer un disco enteramente de ājazzā, como varias revistas lo catalogan. De hecho, si echamos un vistazo a sus anteriores producciones, el autor siempre ha llevado ese espectro de folk armenio en sus composiciones.
Siendo sinceros, este es un disco difĆcil de digerir a la primera reproducción. El lĆder de la banda quiere transmitirnos algo mĆ”s que, para los amantes del jazz, serĆa algo asĆ como solos impresionantes; o para los āclĆ”sicosā, melodĆas bien trazadas y limpias,
hay algo mucho mÔs profundo en esta música, algo que te sacude la cabeza y posteriormente te acaricia el alma, una especie de mantra sanador, una búsqueda interna donde la música se transforma en el ungüento capaz de cicatrizar la profunda herida de estar sujetos a la inestable condición humana.
āMockroot es una especie de aƱoranza y nostalgia de una naturaleza humana, que es mĆ”s espiritual, mĆ”s amorosa, mĆ”s cercana a sus raĆces. Hay un sacrificio en eso, sacrificio para tratar de elevar la espiritualidadā
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